Actitud, pura actitud

La cosa empieza en la semana cuando la Bruja (que no aparece en las fotos por haberse retirado antes del meeting para fichar tarjeta), manda un mail diciendo que la novia hacía una fiesta de disfraces. Como buen comensal mando un mail invitando a una previa en mi casa. A la misma acuden Emilio, Popis, Toro, Marcian y la figurita difícil de Gusti.


La mano venía tranca por dos motivos: una que ya habíamos ido a una fiesta de esas y no se había disfrazado ni el loro y dos, que también estaba la fiesta del facha, por ende no íbamos a hacer mucha producción. Para todos venía por ahí la mano, menos para el Marcian que se había caído a casa con un bolso ocultando quien sabe qué.

Empezaron a fluir las cerves y Marcian empezó a indagar uno por uno a ver que disfraz habían traído. Lo máximo que había eran un par de máscaras.


Nadie se calentaba mucho por esa fiesta, es más el interés era por conseguir bien la dire de la fiesta del facha para caer ahí primero y luego ver que onda. Pero el Marcian lejos de amilanarse y luchando contra los 12 grados bajo cero que hacen en mi nido, se fue a un cuarto y cayó vestido de esta manera:




El Ninja, así como lo ven, sabía perfectamente que esa noche alguna o algunas iban a caer nockeadas por el efecto nunchaku, por eso le había puesto tanta garra al disfraz. El resto de la noche y bajo el anonimato que la indumentaria le prestaba fue atacando a cuanta mujer se le puso en su camino, para luego sí, perderse sin avisar tirando una bombita de humo.

Moraleja: para ser un boludo, prefiero ser un boludo disfrazado.