De que te vas a disfrazar


Siempre el mismo dilema, te llega una invitación para una fiesta de disfraces y, salvo que seas el marciano (ver post anterior), te chocás con la triste realidad que no se te ocurre nada bueno para ponerte. Así es como llegás con tu máscara de luchador mexicano, creyendo (solo vos lo crees) que la vas a romper y resulta que hay 5 máscaras de luchador mexicano. Y lo peor de todo que ni siquiera te deja chupar la máscara. Y tu tristeza se acrecienta al ver a esos dos o tres disfrazados de karatekas con sus trajes prestados re pedorros. Triste panorama.

En las mujeres, tampoco abunda la creatividad, porque salvo las gatubelas de buen lomo, abundan las geishas mal pintadas que con una tela triste simil sábana simulan un kimono. Ni las sandalias de madera se ponen. Y llega la cresta de la depresión cuando empezás a ver que el 50 por ciento de la gente ni siquiera se disfrazó. Así que a través de este blog propongo dos cosas:

1)O suspendemos las fiestas de disfraces y las reemplazamos por las del sombrero, las del semáforo o las que se les cante.
2) Mejoramos la performance de los disfraces. En ese caso les pediría armar una cadena solidaria con distintas propuestas de disfraces para que aquel que lo necesite, pueda visitar La Grulla y encontrar una respuesta.