Esas pequeñas cosas que no valoramos


Si nos ponemos a pensar hay doscientas mil cosas a las que estamos acostumbrados a tener o usar y que no valoramos hasta el día que no las tenemos. En mi caso pasó que meses atrás, tuve problemas con el agua en mi antigua casa y bañarse o lavarse los dientes empezó a ser toda una odisea. Había que esperar que cargue un tanque, que la bomba se digne a funcionar, que los porteros de otros edificios no hayan lavado las veredas, que los caños no se tapen, etc. En fin, todo un bardo. Esta semana me pasó de ir al baño en la agencia y darme cuenta (obviamente que después se haber consumado el acto) que no había papel higiénico. Tuve que esperar un rato hasta que un alma caritativa pase y con mucho disimulo gritarle para que alcance un poco. Y fue en ese mismísimo instante donde aprendí que el papel higiénico que tan barato sale, tantas alegrías nos brinda.